Bocabajo
Bocabajo, es el libro de poesía, y es la escritura como metáfora. “El deseo escribe en mi boca”, es la sentencia de este joven autor, quien en su primer libro elige el erotismo como propuesta estética, y asumiendo ese frotamiento escritural, o esa lectura masturbatoria, retomando incluso el camino de lo biográfico “No soy André cuando vivo desde abajo y del no nombre refugio tu hambre oculta por inocencia; la edad nos separa porque un vientre te cobijó 15 años después del mío”. Porque es la piel la que inscribe, son las páginas, la piel y sus pliegues, es el libro entonces como objeto poético, una alianza con estos cuerpos, cuerpos sexualizados, deseantes, que se acoplan uno sobre otro, a pesar de la culpa y la carga moral, de la sentencia y el juicio del hablante, que lo persigue al amarla, enunciarla, escribirla. Por eso es el hombre que escribe el que convierte en mujer a la niña, el cuerpo “herido” de la niña, es entonces la cicatriz, lo único que queda, la cicatriz en la boca del autor, la cicatriz, en la boca abajo de la niña mujer, la cicatriz es la escritura de bocabajo, el libro como la cópula, la boca, la escritura, el género erótico, son la fragmentación de esta poética: ¿Entonces qué guardo bajo mi cama?- “Si las heridas no sangran”- responde el hablante, si no hay sangre en la cama, en la culpa, en el deseo, entonces sólo queda leer este desafío a lo moral, de lo erótico, de escribir sobre las mujeres y sus bordes, sus recovecos, su figura.
Título | Bocabajo |
Autor | Editorial Segismundo |
Tipo | Tapa Blanda Impreso bajo demanda / Softcover Print on Demand |
Género | Poesía |
Edición | Primera Edición |
Sello | Editorial Segismundo |
Publicación | 12-08-2015 |
Lengua | Castellano |
Formato | 15,24 x 0,89 x 22,86 [cm] |
Páginas | 154 |
ISBN | 978-956-9544-20-0 |
Bocabajo, es el libro de poesía, y es la escritura como metáfora. “El deseo escribe en mi boca”, es la sentencia de este joven autor, quien en su primer libro elige el erotismo como propuesta estética, y asumiendo ese frotamiento escritural, o esa lectura masturbatoria, retomando incluso el camino de lo biográfico “No soy André cuando vivo desde abajo y del no nombre refugio tu hambre oculta por inocencia; la edad nos separa porque un vientre te cobijó 15 años después del mío”. Porque es la piel la que inscribe, son las páginas, la piel y sus pliegues, es el libro entonces como objeto poético, una alianza con estos cuerpos, cuerpos sexualizados, deseantes, que se acoplan uno sobre otro, a pesar de la culpa y la carga moral, de la sentencia y el juicio del hablante, que lo persigue al amarla, enunciarla, escribirla. Por eso es el hombre que escribe el que convierte en mujer a la niña, el cuerpo “herido” de la niña, es entonces la cicatriz, lo único que queda, la cicatriz en la boca del autor, la cicatriz, en la boca abajo de la niña mujer, la cicatriz es la escritura de bocabajo, el libro como la cópula, la boca, la escritura, el género erótico, son la fragmentación de esta poética: ¿Entonces qué guardo bajo mi cama?- “Si las heridas no sangran”- responde el hablante, si no hay sangre en la cama, en la culpa, en el deseo, entonces sólo queda leer este desafío a lo moral, de lo erótico, de escribir sobre las mujeres y sus bordes, sus recovecos, su figura.